Aprender a… ¡observar!
El otro día una alumna nos mandaba esta impactante foto. Decidimos enseñársela a varias personas, hubo quienes dudaron de su veracidad y quienes sin embargo dijeron que los protagonistas bien podrían haber sido adultos.
En un mundo en el que la tecnología se ha convertido en el centro del día a día, cabe preguntarse si la omnipresente conexión no nos aisla en realidad más de lo que nos conecta. Este es un tema ya repetido por muchos, y en realidad esta foto da para muchas reflexiones, pero nosotros queremos reivindicar la importancia de la observación. Mirar directamente con los ojos (no a través de una pantalla… ni tampoco del objetivo de la cámara) sino detenerse a observar, es un ejercicio muy bueno (aunque bastante olvidado). Fijarse en los volúmenes, las proporciones, la textura, las luces y sombras y ver cómo es en realidad el mundo, sin filtros ni retoques. La mirada activa es el ejercicio previo al dibujo y la pintura,
En el s. XXI, una persona está expuesta en un sólo día a mayor cantidad de imágenes de las que vería una persona del s. XIX en toda su vida, pero ¿quién creéis que sería mejor observador, un antepasado decimonónico, o cualquiera de nosotros hoy en día?